🤔Los economistas están muy satisfechos con este año. El año que viene ya es otra historia...
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Los economistas no siempre están de acuerdo entre sí, y a veces ni siquiera lo están con sus opiniones pasadas. Este gráfico ilustra cómo las previsiones de los economistas para el crecimiento mundial este año y el próximo han cambiado y divergido desde principios de 2023. Desde enero, los economistas han elevado sus estimaciones para los resultados de este año en casi un punto porcentual, hasta el 2,4%, ya que una demanda de consumo y unos mercados laborales más fuertes de lo previsto han protegido a la economía mundial de una desaceleración importante. En cambio, también han recortado sus previsiones para 2024, con un crecimiento del 2,1%, según un análisis compilado por la consultora Consensus Economics.
Este pesimismo se explica por varias razones:
Los resultados económicos de este año, mejores de lo previsto, aplanarían el crecimiento en 2024 debido al efecto base, que se refiere al impacto que una elevada tasa de crecimiento en un periodo tiene sobre la tasa de crecimiento comparativa en el siguiente.
Se espera que la fuerte demanda de los consumidores y el aumento de los salarios mantengan la inflación alta durante más tiempo, obligando a los bancos centrales de las economías avanzadas a mantener los tipos de interés elevados hasta bien entrado el próximo año. A su vez, se espera que esos elevados tipos de interés lastren el crecimiento económico.
La decepcionante recuperación económica de China tras la pandemia hace difícil ser optimista. Al fin y al cabo, según el Fondo Monetario Internacional, China será el país que más contribuya al crecimiento mundial en los próximos cinco años, con un 22,6% del total.
La conclusión es que, aunque los inversores se preparaban para una desaceleración económica significativa en 2023, la economía mundial ha demostrado ser bastante resistente. Esto ha llevado a los economistas a revisar sus inicialmente sombrías previsiones para el año, trasladando sus expectativas de desaceleración a 2024. Pero también demuestra que siempre hay que tomar las previsiones económicas con cautela, teniendo en cuenta que pueden cambiar en función de un sinfín de factores impredecibles.