🪨China enviará más tierras raras a Estados Unidos, pero solo por un tiempo limitado
Después de meses de hacerse de rogar, China comenzará a exportar los metales de tierras raras que Estados Unidos tanto ansía, pero por un tiempo limitado.
China es el principal proveedor mundial de tierras raras: ciertos metales que se utilizan en vehículos eléctricos, teléfonos inteligentes, turbinas eólicas e incluso aviones de combate. Ahora bien, las tierras raras no son realmente raras desde el punto de vista de cuántas existen en la corteza terrestre, pero son difíciles de extraer y procesar, de ahí su nombre.
Para Estados Unidos, las tierras raras se han vuelto más... raras últimamente, ya que China ha reducido sus exportaciones a un goteo. Pero tras otra ronda de negociaciones, la conflictiva pareja ha llegado a un nuevo acuerdo. China volverá a acelerar las exportaciones de tierras raras, pero solo durante seis meses. A cambio, Estados Unidos relajará temporalmente sus restricciones sobre productos que China desea, como piezas para motores a reacción y materiales para plásticos.
El control que ejerce China sobre las tierras raras afecta a empresas de todo el mundo. La escasez de estos metales puede frenar la innovación, las líneas de producción y, en última instancia, los beneficios. Ya lo hemos visto este año: Ford y Suzuki han tenido que cerrar fábricas, mientras que Elon Musk ha afirmado que los retrasos han perjudicado a su negocio de robótica. Tampoco hay que esperar que este acuerdo calme los ánimos de las empresas. El plazo de seis meses impuesto por China hace que sea casi imposible planificar con antelación. Es más arriesgado construir fábricas o firmar contratos millonarios cuando los materiales esenciales podrían agotarse a finales de año.
Cabe destacar que China ya ha utilizado su dominio de las tierras raras como arma, imponiendo estrictas cuotas de exportación durante una disputa marítima con Japón en 2010. Esa restricción provocó un aumento de los precios mundiales y obligó a los productores de varios países a buscar planes B. Y, para ser justos, la industria automovilística supo sacar partido de la situación. Renault construyó un motor sin tierras raras, mientras que Nissan redujo su uso de una de ellas (el disprosio) casi a la mitad. Pero ese aprovechamiento tenía fecha de caducidad: hoy en día, el 97 % de los vehículos eléctricos contienen tierras raras.
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